La Iniciativa Presupuestaria de las Mujeres (WBI) comenzó
en Sudáfrica en 1995, poco después de la primeras elecciones democráticas del país. Se dedicó a la investigación, la capacitación y la incidencia política centradas en el impacto de género de los presupuestos gubernamentales. En su primer año, la WBI examinó cuatro áreas, vivienda, educación, bienestar y trabajo, así como las cuestiones más generales del empleo en el sector público y la tributación. El análisis de la WBI destacó el desplazamiento de Sudáfrica de la tributación directa a la indirecta y el sesgo de género implícito en ese desplazamiento. El carácter regresivo de los impuestos indirectos recae desproporcionadamente sobre las mujeres, precisamente porque la mayoría de los pobres son mujeres. El análisis también examinó los impactos sobre las mujeres de una variedad de otros tipos de impuestos y recomendó que la información tributaria del gobierno incluya desgloses por género a fin de facilitar análisis más sofisticados de las repercusiones de género de la tributación. A fines del decenio de 1990, el gobierno siguió algunas de las recomendaciones de la WBI y publicó el número de contribuyentes hombres y mujeres que presentan declaraciones de ingresos. Con los años la WBI amplió su trabajo para abarcar todos los sectores del presupuesto. En su quinto año, la WBI se centró en cuestiones tributarias, realizando un análisis de género de los impuestos aduaneros y especiales de Sudáfrica y examinando cuestiones de género en relación con las rentas de los gobiernos locales.
En algunos casos los análisis de la WBI llevaron a resultados tangibles de política sobre cuestiones tributarias. Por ejemplo, la presión de la WBI y otros grupos llevó al gobierno a eliminar el IVA al kerosene, que es consumido en gran cantidad por los pobres; esto tuvo un impacto positivo en las mujeres en particular, habida cuenta de que hay más mujeres que hombres entre los que viven en la pobreza y el kerosene es comprado en gran medida por las mujeres.