A menudo se supone que los impuestos son algo malo, que los gobiernos quieren privar a los ciudadanos de su dinero ganado con tanto esfuerzo. Pero desde una perspectiva de justicia económica y derechos humanos, los impuestos son cruciales por las cuatro ‘R’:

  • Rentas: financiamiento para ofrecer los servicios que los ciudadanos necesitan
  • Redistribución: para enfrentar la pobreza y la desigualdad
  • Representación: generar la transparencia de los gobiernos ante los ciudadanos y reivindicar espacio en la formulación de políticas
  • Reformulación de precios: limitar los ‘malos’ públicos, alentar los ‘bienes’ públicos.

A continuación explicamos la importancia de cada una y sus vínculos con la problemática de la justicia económica y social.

‘La tributación financia la mayor parte del presupuesto de educación, particularmente los sueldos de los maestros, y por ello requiere más atención a fin de que los países puedan alcanzar los objetivos de Educación para Todos en 2015’.
ActionAid y Education International, 20091

Rentas: financiamiento para ofrecer los servicios que los ciudadanos necesitan

Los impuestos son una fuente vital de rentas para la mayoría de los gobiernos a fin de financiar la  infraestructura y servicios esenciales para sus ciudadanos. Desde luego, las rentas no serán utilizadas automáticamente en tales bienes sociales. Pero cuando los gobiernos obtienen rentas de los impuestos, los ciudadanos están en una posición mucho más fuerte para ejercer presión a fin de que dichas rentas sean gastadas en los servicios a los que tienen derecho.

Tomando la educación como ejemplo, en 1995 el gobierno de Ghana introdujo un nuevo impuesto al valor añadido (IVA) de 17.5%, que inicialmente dio lugar a protestas generalizadas. El gobierno se vio obligado a revocar la medida, y en 1997 se introdujo el IVA a 10%, acompañado de una campaña intensiva del gobierno para crear conciencia entre los ciudadanos sobre en qué se usarían las rentas de los impuestos. Posteriormente el IVA fue elevado a 12.5%, y las rentas del 2.5% añadido fueron asignadas a educación mediante el Fondo Fiduciario para la  Educación de Ghana. Siendo la educación fundamental para todo el mundo, la medida prendió bien.2

ActionAid ha destacado que ‘los gobiernos prefieren utilizar las rentas tributarias, en lugar de  ayuda o préstamos, para cubrir los salarios de los maestros, porque son relativamente seguras y  previsibles. No quieren contratar maestros con dinero de la ayuda, y luego encontrar que no pueden pagar los sueldos dos o tres años más tarde, y despedir maestros por reducción de  planilla es políticamente muy sensible. Por lo tanto, la mejor manera de obtener más dinero para más maestros es ampliar la base tributaria nacional’.3 Cuando las contribuciones de la ayuda han permitido a los gobiernos mejorar la  prestación de servicios, las rentas recaudadas internamente tienden a ser también un factor importante. En Kenia, la declaración de la gratuidad de la educación primaria en 2005 llevó a que el Estado se diera cuenta de la necesidad de aumentar los recursos tributarios para mantener la promesa electoral del presidente. Esto, junto con otras necesidades sociales, ha llevado a aumentar las metas y la recaudación tributarias a fin de mejorar la educación y otros servicios.5

Lo que se aplica a la educación se aplica a muchos otros servicios que dependen del apoyo y los fondos del gobierno. Millones de pequeños agricultores en los países del Sur dependen de que los gobiernos proporcionen capacitación, investigación y crédito y desarrollen mercados para insumos y productos; sin embargo, los gobiernos de África tienden a gastar demasiado poco en esta área, y el apoyo de los donantes a la agricultura ha sido deplorablemente inadecuado durante las últimas décadas. Mayores ingresos por impuestos nacionales permitirían a los gobiernos una mayor prestación de estos servicios, o al menos daría a los ciudadanos la posibilidad de argumentar a favor de que se produzca este gasto. Abordar las altas tasas de mortalidad materna e infantil, enfrentar con éxito el VIH, reducir la plaga de la malaria y otras enfermedades tropicales, todo esto requiere financiamiento fiable a largo plazo de los gobiernos. Desde luego, el financiamiento mediante la tributación no es el único factor que impulsará la prestación de dichos servicios. Otros factores tales como la voluntad política son cruciales. Pero los impuestos son una parte importante de la solución. Por esta razón, los ciudadanos de muchos países han tratado de influir en las políticas tributarias a fin de obtener los servicios que les corresponden.

Por lo tanto, si ustedes están haciendo campaña por la prestación o la mejora de la educación, salud u otros servicios, intervenir en la problemática tributaria debe ser una parte central de sus esfuerzos.

Impuestos y derechos humanos

Todos los gobiernos del mundo tienen ciertas responsabilidades ante sus ciudadanos. El marco jurídico de los derechos humanos establece esas responsabilidades.
Sin embargo, los derechos humanos abarcan derechos no sólo sociales y políticos, sino también derechos económicos y sociales. Los requisitos mínimos para el cumplimiento de los derechos económicos y sociales incluyen el suministro de productos alimenticios disponibles para la población, atención en salud primaria esencial, alojamiento y vivienda básicos y las formas más básicas de educación.Los grupos que trabajan en derechos humanos deben preocuparse acerca de cómo los derechos se realizan a través del presupuesto, y cómo se violan cuando los Estados son incapaces de cumplir sus obligaciones debido a una tributación débil o inequitativa.
En 1986, las Naciones Unidas hicieron explícita la relación entre este derecho y los recursos necesarios para financiarlo. Más recientemente, los objetivos de desarrollo del milenio (ODM) son un intento de crear un punto de referencia práctico para que los Estados trabajen por la implementación de los derechos humanos.Los activistas de los ODM suelen centrarse en presionar a los países para que cumplan sus promesas de ayuda, encaminadas a alcanzar los ODM. Si bien esto es importante, hay un reconocimiento cada vez mayor de que la realización progresiva de los derechos, a la larga, requiere la movilización de los recursos nacionales a través de los impuestos. De hecho, un reciente análisis de la Tax Justice Network/ Red de Justicia Fiscal mostró una fuerte relación entre los países africanos con altos niveles de recaudación de impuestos y los que hacían progresos con respecto a los ODM.6

¿Se están movilizando recursos para que los gobiernos cumplan sus responsabilidades con la realización progresiva de los derechos? Si no es así, un gobierno puede estar faltando a sus obligaciones en derechos humanos y puede tener que rendir cuentas por ello.

Redistribución: para enfrentar la pobreza y la desigualdad

La política tributaria puede desempeñar un papel importante en la redistribución de la riqueza dentro de una economía. La prestación de servicios que se describe en la sección anterior es una forma de enfrentar la pobreza y la desigualdad mediante la tributación, pues son los pobres los que tienden a depender más de los servicios esenciales tales como salud y educación financiados con fondos públicos. Como hemos visto con el estudio de caso de Bolivia en la página 2, la política tributaria tiene el potencial para redistribuir la riqueza de un país desde los ricos (en este caso empresas de petróleo y gas) hacia los más pobres y vulnerables (personas de edad, y niños que de lo contrario carecerían de educación). Este es un ejemplo de tributación ‘progresiva’ y equitativa.

Los sistemas tributarios pueden incluir elementos progresivos o regresivos. Por ejemplo, un país podría depender de la tributación de la riqueza de recursos, la tributación de las empresas o la tributación de la propiedad al tiempo que recauda menos impuestos de las personas con bajos ingresos. O bien los impuestos a la renta podrían diferenciarse entre los que tienen ingresos más bajos y los que tienen ingresos más altos. Por lo general, estas políticas serían consideradas progresivas. Por el contrario, una dependencia de los impuestos al consumo (que gravan alimentos, combustible y otros bienes) sería considerada regresiva.

En realidad, los sistemas tributarios suelen ser regresivos de todo el mundo. Esto es aún más probable que sea el caso en muchos países del Sur, que tienden a tener niveles especialmente bajos de tributación sobre los ingresos y dependencia excesiva de los impuestos al consumo. Por ejemplo, en América Latina los impuestos sobre la renta de las personas naturales contribuyen sólo el 4% de la recaudación tributaria general. A algunos países del Sur les va mejor. En Bangladesh la tributación directa comprende un 20%. En Ghana, la cifra es el 22%, pero esto es mucho mayor que la mayor parte de sus vecinos regionales y está todavía muy por debajo de la media de los países desarrollados de 35%.8 Un sistema tributario regresivo puede hacer mucho daño y puede incluso contribuir directamente a la concentración de la riqueza, como se ha demostrado que hace en América Latina, donde la desigualdad es mayor después de pagados los impuestos que antes de pagados los impuestos.

El ‘consenso tributario’ impulsado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y otros en los últimos dos o tres decenios ha tendido a contribuir a la promoción de la naturaleza ‘regresiva’ de muchos sistemas tributarios. Mientras que los países han sido fuertemente alentados a minimizar la tributación de los inversionistas extranjeros, así como a reducir los impuestos al comercio que antes eran importantes fuentes de rentas para el gasto social (ambas tendencias se explican en detalle más adelante en este capítulo), los gobiernos, entretanto, han sido instados a aumentar los impuestos a las compras, generalmente conocidos como ‘impuesto al valor añadido’ (IVA) o a veces denominados ‘impuesto a los bienes y servicios’ (IBS) o ‘impuestos al consumo’. Estas recomendaciones de política se basan en la premisa de que los impuestos deben ser económicamente neutrales y deben centrarse solamente en aumentar las rentas, ignorando el potencial de los impuestos para poner en cuestión la desigualdad.

Es difícil hablar de luchar por una sociedad equitativa y por la justicia social a menos que se concretice realmente la agenda de la tributación progresiva’.
Coalición por la Liberación de la Deuda, Filipinas7

El IVA no es equitativo con los más pobres

La mayoría de países del Sur tienen grandes sectores informales y significativas poblaciones rurales, de los cuales es difícil para los gobiernos con administraciones tributarias débiles recaudar impuestos a la renta. Incluso si los gobiernos tuvieran en funcionamiento mejores sistemas, estos suelen ser los ciudadanos menos capaces de pagar impuestos. En respuesta a este problema, así como a las presiones de las instituciones financieras internacionales (IFI) y donantes, muchos países del Sur vienen dependiendo cada vez más de una expansión del IVA para sus rentas tributarias. Mientras que las economías de los países desarrollados tienden a depender del IVA en cerca de un 30% del total de rentas tributarias, en los países del Sur dicho impuesto es a menudo considerablemente mayor. En América Latina, los impuestos al consumidor representan casi las dos terceras partes de las rentas tributarias, siendo el IVA el más importante de estos impuestos.

Sin embargo, los impuestos al consumo como el IVA o el IBS son normalmente impuestos regresivos. A menos que se aplique un conjunto integral de exenciones a los productos y servicios básicos consumidos por las personas pobres, éstas gastarán un porcentaje mucho mayor de sus ingresos mínimos en los bienes y servicios gravados con estos impuestos que los que tienen grandes ingresos disponibles. Así que una demasiada dependencia del IVA por parte de un gobierno para generar sus rentas puede acabar profundizando la desigualdad en un país. Por esta razón el IVA ha sido un foco de las protestas por justicia tributaria en países de todo el mundo.

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Definición

¿Tributación ‘progresiva’ o ‘regresiva’?:

Un impuesto es progresivo si representa una mayor proporción de ingresos para las personas con ingresos más altos que para las personas con ingresos más bajos. De este modo, las personas más ricas pagan una mayor proporción de sus ingresos en impuestos que las personas más pobres. Por el contrario, un impuesto es regresivo si las personas más pobres pagan una mayor proporción.

¿Desigualdad de género en el sistema tributario?12

Los sistemas tributarios también pueden desempeñar un papel en abordar o exacerbar la desigualdad económica entre hombres y mujeres. Esto puede ser implícito o explícito.
Implícitamente, un impuesto idéntico puede tener un impacto diferencial en las mujeres y en los hombres debido a las diferentes funciones sociales y económicas de unas y otros. Por ejemplo:

  • Una alta tasa de impuestos sobre los asalariados a tiempo parcial puede afectar a las mujeres más que a los hombres debido a que las mujeres son más propensas a trabajar a tiempo parcial para acomodarse a las responsabilidades familiares.
  • Si el código tributario trata a una pareja casada como una sola unidad (combinando sus ingresos a efectos tributarios), la pareja puede enfrentar una ‘penalidad por matrimonio’, por la cual terminan pagando más que cuando presentaban sus impuestos por separado como personas solteras. Esto por lo general afecta desproporcionadamente a las mujeres porque el mayor impuesto es asignado de hecho sobre la ‘segunda’ fuente de ingresos. Las mujeres tienen más probabilidades de ganar menos que sus cónyuges y sus ingresos, por tanto, son generalmente considerados como ‘secundarios’.
  • El cambio de impuestos directos a impuestos indirectos como el IVA puede producir mayores desigualdades de género si se gravan con impuestos artículos de primera necesidad que son consumidos en forma desproporcionada por hogares encabezados por mujeres.13
  • Los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de beneficiarse de exenciones de impuestos a la renta y a las empresas pues tienen más probabilidades de tener propiedades y valores.

Asimismo, a veces hay diferencias explícitas integradas en el sistema tributario entre cómo tributan hombres y mujeres. En Pakistán, por ejemplo, el código tributario permite que las mujeres que trabajan protejan de los impuestos una mayor cantidad de sus ingresos que los hombres que trabajan. Por el contrario, en Sudáfrica anterior a 1994, las mujeres casadas eran gravadas con tasas más altas que los hombres casados.
Por lo tanto, es importante que los grupos que trabajan en cuestiones tributarias evalúen las repercusiones de género de las estructuras fiscales y cuestionen los sistemas que son regresivos desde una perspectiva de género.

‘Un sistema tributario debe ser progresivo, lo que significa que los que tienen ingresos más altos paguen mayores impuestos como porcentaje de sus ingresos que los que tienen ingresos más bajos’.
Taxation and Development in Ghana: Finance, Equity and Accountability, 200915
‘Si el gobierno sigue otorgando exoneraciones fiscales para atraer inversionistas, ¿dónde conseguiremos dinero para financiar la educación primaria, construir carreteras y reducir la mortalidad infantil? Lo tomaremos de los impuestos indirectos tales como el Impuesto al Valor Añadido, que grava a más filipinos’.
Professor Leonor Magtolis-Briones, Social Watch16

¿Quién tiene el dinero, los gobiernos centrales o los locales?

En muchos países del Sur, la tributación local representa sólo una pequeña parte del total de rentas tributarias. En Ghana, los distritos siguen siendo fiscalmente dependientes de las transferencias centrales y de los donantes. Sin embargo, hay muy poca coordinación entre las autoridades locales y las autoridades tributarias nacionales. Los ciudadanos se enfrentan constantemente a dos conjuntos distintos y descoordinados de recaudadores de impuestos y demandas tributarias, mientras que algunos funcionarios tributarios nacionales reportan que los funcionarios tributarios locales buscan a veces incrementar la recaudación local fomentando la evasión de impuestos nacionales. Esto socava la credibilidad del sistema en su conjunto y puede dar lugar a ciudadanos poco instruidos o carentes de información que paguen más impuestos de lo que deberían.

La importancia de las organizaciones de la sociedad civil que se manifiestan directamente sobre la problemática de la equidad tributaria se ve resaltada por las recientes tendencias en reforma tributaria. Un informe de PricewaterhouseCoopers y el Banco Mundial deja en claro que el cambio más popular en los sistemas tributarios en todo el mundo entre 2004 y 2006 fue reducir las tasas de impuestos a las utilidades de las sociedades.17 El sector privado ha sido eficaz para asegurar reformas en su beneficio. Lamentablemente es menos común escuchar las voces que luchan por un aumento en la recaudación tributaria y reformas fiscales equitativas. Los grupos de la sociedad civil pueden promover políticas tributarias favorables a los pobres al asegurar que cuestiones de equidad cruciales sean parte de los debates sobre tributación.

Representación: generar la transparencia de los gobiernos ante los ciudadanos y reivindicar espacio en la formulación de políticas

Generar la transparencia de los gobiernos ante los ciudadanos

Si ustedes están trabajando en cuestiones de gobernanza y transparencia, los impuestos deben también estar en su agenda. La tributación es más que recaudación de rentas; es también una parte fundamental de la consolidación del Estado y la democracia. Un importante estudio examinó el vínculo entre democracia e impuestos en 113 países entre 1971 y 1997. Encontró que introducir o aumentar los impuestos sin simultáneamente aumentar y mejorar la prestación de servicios llevaba a los ciudadanos a exigir sus derechos y a reformas democráticas ulteriores.18

Los activistas siempre han cuestionado a los gobiernos cuando éstos recaudan y gastan las rentas públicas de manera inequitativa o corrupta. En muchos países la imposición de impuestos inequitativos ha sido un importante catalizador del cambio social y político, desde el impuesto de capitación en la Inglaterra medieval hasta el motín del té en Boston y el IVA en Ghana en el decenio de 1990. La relación a largo plazo entre la tributación y el desarrollo de gobiernos con mayor grado de transparencia y capacidad de respuesta tiene una serie de componentes:

  • La negociación colectiva en torno a la renta tributaria crea un ‘contrato social’ entre los miembros de la sociedad que están pagando impuestos y votando por partidos políticos, y las autoridades que esperan recaudar y gastar esas rentas de una manera que beneficie a quienes las eligieron. Los impuestos hacen que el gobierno sea más inmediato y visible, y en última instancia que rinda cuentas en mayor grado. Una cuestión crucial es que la equidad en el sistema tributario es importante para generar esa rendición de cuentas entre gobiernos y ciudadanos; sin la percepción de que los grandes actores están aportando la parte que les corresponde, el incentivo para que los ciudadanos comunes hagan lo mismo disminuye considerablemente.
  • Un Estado que depende de los impuestos necesita una economía saludable para generarlos. Eso requiere ciudadanos y empresas que florezcan, por lo que el gobierno tiene interés en responder a sus necesidades.
  • Para recaudar impuestos de forma fiable, los gobiernos necesitan servicios tributarios eficientes, responsables y honestos (esto es, buena gobernanza administrativa).

Sin embargo, sin transparencia y acceso a la información, los ciudadanos son menos capaces de exigir a los gobiernos que rindan cuentas. Sin saber cuántos impuestos se están recaudando y de dónde, las personas son menos capaces de hacer propuestas sobre cómo debe gastarse el dinero. La falta de transparencia y la falta de libertad de información son cuestiones que también son fundamentales para el control democrático que una población mantiene sobre su gobierno. Por lo tanto, la demanda de transparencia y libertad de información es un tema de campaña en sí mismo, así como un aspecto central de las campañas por justicia tributaria. Muchas organizaciones y activistas están encontrando formas de conseguir que los gobiernos compartan esta información y hacer que rindan cuentas.

‘Los impuestos proporcionan a la gente un arma: si el gobierno no actúa bien, uno puede retener sus impuestos, especialmente cuando se trata de corrupción de alto nivel. La capacidad de respuesta del gobierno es mayor del gobierno a los ciudadanos que antes’.
Alvin Mosioma, Red de Justicia Fiscal África

Protestas por impuestos y representación

  • En la India colonial, Gandhi organizó marchas en el decenio de 1940 contra los impuestos injustos que la administración colonial británica imponía sobre el pueblo indio sin el derecho a decidir cómo se gastaban.
  • En el Reino Unido, cuando las mujeres hicieron campaña por el voto, adoptaron el lema ‘sin voto no hay impuestos’.
  • Durante los acontecimientos que llevaron a la guerra de independencia de Estados Unidos en 1776, los colonos británicos que no estaban representados en el Parlamento del Reino Unido se congregaron alrededor del grito de ‘no hay impuestos sin representación’. Esto estableció el precedente del derecho a ser gravado sólo por los representantes electos por uno mismo.

En los tiempos actuales de independencia, algunos activistas de la justicia tributaria han invertido el lema de los defensores de la independencia estadounidense para decir ‘no hay representación sin tributación’, reconociendo que es poco probable que se logre una representación apropiada sin un sistema tributario transparente y equitativo.

Campaña ciudadana por derecho a la información sobre impuestos

La contraparte de presionar por la aplicación equitativa de los impuestos es presionar por la transparencia e inclusión en el sistema tributario. En Sierra Leona, los ciudadanos necesitan desesperadamente información detallada sobre cómo se calculan los impuestos, cuánta renta tributaria se recauda y cómo se utiliza esa renta. En el plano del gobierno local, esto es particularmente importante cuando los ciudadanos se quejan de que el cálculo de los impuestos es arbitrario y que no se dispone de información sobre cuánta renta se recauda y cómo se gasta. La transparencia puede ser la base para alentar el cumplimiento voluntario de las obligaciones tributarias y, en términos más amplios, construir la legitimidad y la transparencia del gobierno.19
Reconociendo esta importancia, una serie de campañas de la sociedad civil han tenido por objeto garantizar una mayor transparencia tributaria, junto con el monitoreo e incidencia en materia presupuestaria.

Incluir los impuestos en el monitoreo del presupuesto

Muchas organizaciones en todo el Sur se dedican a monitorear el presupuesto de su gobierno, a fin de evitar la corrupción y asegurar que los fondos sean asignados de manera apropiada y sean gastados con eficacia. Por lo general el monitoreo del presupuesto se centra en cómo se gasta el dinero del gobierno; pero cada vez más los ciudadanos están reconociendo que es igualmente importante saber de dónde proviene el dinero, pues ningún programa o política del gobierno puede tener éxito sin fondos para implementarlo o imponer su cumplimiento.

Como señala la International Budget Partnership (IBP) en su guía para organizaciones no gubernamentales (ONG) que piensan en trabajar en tributación,21 el presupuesto es uno de los documentos públicos más importantes producidos por un gobierno, al expresar sus prioridades y compromisos. Es el lugar donde un gobierno propone cuánta renta planea recaudar y cómo planea utilizar esos fondos para satisfacer las necesidades concurrentes de la nación, desde reforzar la seguridad hasta mejorar la atención en salud y aliviar la pobreza. Teniendo en cuenta sus implicaciones de gran alcance para los ciudadanos de un país, el presupuesto debe ser objeto de un examen y debate general. La IBP señala con acierto que los grupos que estén bien informados sobre ambos lados del presupuesto —los gastos y los ingresos— serán en última instancia más eficaces.

Lamentablemente, los gastos focalizados en los pobres suelen ser los más fáciles de sacrificar, porque los pobres tienden a estar desorganizados y ser políticamente débiles. Las OSC pueden encontrar que pueden defender más fácilmente estos programas si se dedican también a la problemática tributaria y trabajan para asegurar la suficiencia de las rentas. Por otra parte, si los grupos de la sociedad civil están haciendo incidencia por nuevas políticas de gasto que requieran de financiamiento sustancial, pueden fortalecer sus argumentos proponiendo impuestos específicos u otras fuentes de renta que las solventen. Saber cómo está asignada la carga tributaria entre los diferentes grupos —ricos o pobres, hombres o mujeres, urbanos o rurales, empleadores o trabajadores— puede ayudar a la sociedad civil a hacer incidencia por nuevas y más equitativas políticas tributarias.

‘El apoyo del gobierno a través de los impuestos dará lugar a más influencia de los ciudadanos que cuando el gobierno depende de fuentes externas de financiamiento’.
Siapha Kamara, SEND Foundation, Ghana

Reivindicar espacio en la formulación de políticas e independizarse de la ayuda y la deuda

La sección anterior examinó el papel de los impuestos en mejorar la transparencia de los gobiernos frente a sus ciudadanos. Lamentablemente, muchos gobiernos de países del Sur dependen de la ayuda y la deuda en un alto porcentaje de sus ingresos, lo que significa que su mayor transparencia es a menudo hacia los donantes y prestamistas. Los donantes y las instituciones financieras internacionales pueden imponer condicionalidades de política perjudiciales e inequitativas y realmente hacer más difícil recaudar rentas e independizarse de la deuda. Inclinar la balanza en contra del financiamiento externo y a favor de mayores rentas provenientes de los impuestos puede crear un mayor espacio para la formulación de políticas en el plano nacional. Los impuestos, por lo tanto, son un elemento crucial para fortalecer el poder de los ciudadanos de hacer demandas a sus gobiernos.

Los impuestos son también una fuente de financiamiento más sostenible que la ayuda o los préstamos porque es menos probable que se agoten y no implican pagos de intereses.
Considérese la deuda: financiar proyectos de desarrollo a través de la deuda es una solución a corto plazo pero no es sostenible; de hecho, deja un legado por el cual los limitados impuestos recaudados internamente siguen pagando la deuda contraída para proyectos pasados en lugar de utilizarse en servicios esenciales muy necesarios.

América Latina sufrió ampliamente durante la crisis de la deuda. Sin embargo, en los últimos años, gracias al fuerte crecimiento y los altos precios de sus materias primas, muchos países han realizado esfuerzos para reducir la carga de la deuda. Esto, junto con condonaciones de la deuda en virtud de la Iniciativa Países Pobres Muy Endeudados (PPME), significa que la deuda externa de la región como proporción del PIB ha disminuido significativamente. El FMI informa que la deuda externa de la región ha caído de 59% del PIB en 2003 a 32% en 2008. Sin embargo, en muchos países la carga de la deuda interna sigue siendo alta, y el servicio de la deuda sigue teniendo un grave impacto perjudicial en el gasto social. En Brasil, donde la recaudación tributaria es relativamente alta, 30% del presupuesto federal se va en servir la deuda interna y externa. En comparación, el gasto en salud es poco menos de 5% del presupuesto federal. Los países de América Latina con baja tributación pueden encontrarse igualmente limitados por el servicio de la deuda. En Nicaragua, por ejemplo, la deuda externa se mantuvo en un 60% del PIB en 2008 (y la carga total de la deuda, incluyendo la deuda interna, se mantuvo en 80% del PIB). El servicio de la deuda ese año ascendió a US$275 millones, alrededor de 4.4% del PIB del país. De hecho, el servicio de la deuda llegó a absorber hasta un 25% de los recursos fiscales del país. Esto fue equivalente a 36% del total del gasto social público y muchísimo mayor que el presupuesto de salud entero del país, que ascendió a sólo 3.7% del PIB.

En Filipinas, el servicio de la deuda para pagos de intereses desde 1986 a 2008 ya promedió alrededor de 25.72% del presupuesto nacional; y esto, sin pagar ninguna parte de la suma principal. En el reciente presupuesto de 2010 del gobierno filipino (US$32,200 millones), se dedicaron US$7,900 millones (24.34%) a pagos de intereses y US$9,300 millones (28.95%) al pago del principal. Esto significa que 53.3% de todo el presupuesto de 2010 de Filipinas se destinó tan solamente a los pagos de la deuda. Por otra parte, sólo US$9,200 millones (28.5%) fueron asignados a los servicios sociales básicos (educación, salud y vivienda).

Recaudar más impuestos internamente, mediante la mejora del cobro de impuestos a los que pueden pagar, reduce la dependencia de los países de los préstamos y el oneroso reembolso de esos préstamos en el futuro. Crucialmente, movilizar las rentas internas también ayuda a los gobiernos a romper con la dependencia frente a las potencias occidentales y las condiciones a menudo perjudiciales que imponen a sus fondos.

Por estos motivos es importante que las organizaciones que trabajan en la deuda examinen cómo los impuestos pueden utilizarse para reducir la dependencia de los gobiernos del Sur frente a financiamiento externo insostenible.

La demasiada dependencia de la asistencia para el desarrollo también viene acompañada de una serie de problemas, tales como la falta de voluntad de los donantes para financiar algunos proyectos socialmente importantes, un menor incentivo para que los gobiernos mejoren la recaudación tributaria y una continua tendencia de los donantes a condicionar la ayuda a que un país acepte su ‘asesoramiento’ en medidas de política. Otro problema es que si la ayuda se canaliza hacia proyectos que de otro modo habrían sido solventados por las rentas tributarias, dichas rentas tributarias pueden ser desviadas a la corrupción.

En resumen, aumentar las rentas provenientes de los impuestos reduce la dependencia frente a los donantes extranjeros y ayuda a los gobiernos y sus ciudadanos a escapar de la trampa de la ayuda y la deuda.

Reformulación de precios: limitar los ‘malos’ públicos, alentar los ‘bienes’ públicos

Los impuestos pueden utilizarse para garantizar que todos los costos y beneficios sociales de la producción o el consumo de un bien determinado se reflejen en el precio de mercado. El diseño de un sistema tributario puede contribuir a la realización de otros beneficios sociales, haciendo que sea costoso realizar acciones consideradas socialmente indeseables, o incentivando comportamientos considerados beneficiosos para la sociedad.

Por el lado del consumo, esto puede incluir gravar el tabaco para limitar los daños a la salud, o la gasolina para limitar los costos ambientales. También se puede utilizar para desalentar la especulación sobre productos y servicios esenciales, la cual impide que los pobres tengan acceso a ellos. En el contexto del cambio climático, es evidente que los mecanismos de mercado no fijan los precios de nuestra producción y consumo de una manera que considere los impactos sobre las generaciones futuras. Sin embargo, la incidencia en cuestiones tributarias en este ámbito también debe considerar potenciales impactos negativos sobre los pobres.

Por el lado de la producción, pueden aplicarse impuestos inhibitorios, por ejemplo, sobre aspectos de las actividades mineras que potencialmente causen tensión ambiental en el ecosistema inmediato y las comunidades cercanas. Estudios han señalado que los costos sociales y ambientales que se producen como resultado de la extracción de minerales no son tomados en cuenta en gran medida cuando se toma la decisión de emprender o no un proyecto minero.25Tales costos sociales y ambientales no son normalmente valorados por los mercados o por la mayoría de los actores económicos, incluyendo las empresas mineras, pero en su lugar son cargados por las comunidades locales que viven cerca de las minas. Por lo tanto, los impuestos pueden contribuir de alguna forma a internalizar estos costos que de otro modo no son considerados, por ejemplo, asignando una parte de las regalías mineras a fondos de desarrollo local destinados a las necesidades de la comunidad. Otro método podría ser gravar las emisiones de carbono generadas por el transporte marítimo, o la aviación en particular, y utilizar estas rentas para los esfuerzos de adaptación y mitigación del cambio climático.

Tal como señaló la FDC, ‘la cuestión aquí no es generar recursos para el gobierno, sino impulsar a los agentes económicos a adoptar tecnologías y métodos más favorables al medio ambiente, incluso si conllevan más costes. Pero hay que destacar que estos impuestos deben ir de la mano con los mecanismos de regulación (por ejemplo, leyes y reglamentos contra la contaminación) para alcanzar objetivos sociales’.26