En octubre de 2010, el gobierno de coalición del Reino Unido anunció drásticos recortes en los presupuestos gubernamentales y los empleos del sector público. En respuesta, muchos activistas acusaron al gobierno de recortar servicios y empleos mientras dejaba, en su opinión, que los bancos pagasen bonos y ciertas empresas del sector privado eludiesen miles de millones en impuestos. Un grupo de activistas —conectados no muy estrechamente pero movilizados enteramente mediante sitios
de redes sociales y teléfonos móviles— seleccionaron dos destinatarios de su campaña bien conocidos por los consumidores británicos: Vodafone y El Sr. Philip Green, el propietario de Arcadia que abarca muchos de los principales establecimientos minoristas de ropa en el Reino Unido.Tomando las calles con carteles que acusaban de esquivar impuestos, organizaron sentones, piquetes y movilizaciones relámpago, e incluso pegaron con cola rápida las puertas principales de una gran tienda de ropa en la calle Oxford de Londres. Aunque sólo participó un grupo relativamente pequeño de manifestantes, esta acción directa atrajo enorme atención de los medios de comunicación, incluyendo la prensa financiera. Las primeras evidencias sugieren que estas protestas —las primeras en las calles británicas contra empresas que se cree esquivan impuestos— han causado conmoción en todo el sector privado.